
De madrugada, con una copita de Jack Daniel's, es más fácil llorar.
Su presencia al otro lado de la mesa de madera que fabricó su papá me garantiza oídos prestos a escuchar, una mirada a ratos fija en el piso, a ratos con furtivos relámpagos hacia mis ojos.
Como él dice, los asuntos personales, son personales. "Pero mirá huevón, vos me contás y me pedís tu opinión, así que te la voy a dar". Habla claro, directo, franco. Me dice las palabras duras que si no son fáciles de escuchar, son más...
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