Una más. Las siglas, como algunas
instituciones, parecen sobrar en este país. Sumemos ahora una que además suena
feo y cuyo posicionamiento será una misión imposible: Polsepaz.
Sí, está fatal. Y eso significa Política
integral y sostenible de seguridad ciudadana. La cobertura que dieron los
medios varía, sin embargo, parece imponerse el consenso de que eso es
“demasiada agua para una sopa” que desde hace nueve meses el gobierno está
cocinando.
Desarticular redes criminales, fomentar
la “cultura de la paz” y profesionalizar la policía es lo que se propone, pero
parece que le faltó decir exactamente cómo. No precisa acciones ni metas
específicas, reseñaba La Nación en una cruda nota del periodista Álvaro
Murillo.
La seguridad es hoy una de las principales
–en muchos casos la mayor—preocupación de una población que se siente en manos
de una creciente hampa que ya no solo amenaza en las calles, sino que se mete
en nuestras casas.
Esperar que todos asumamos con seriedad
este tema es imperativo. Pedirle acciones concretas al gobierno es sensato, no
irracional. Pero todo parece indicar que nos quedaremos esperando. Queda esa
sensación de chambonada, de esas que conocemos de los estudiantes que, teniendo
tiempo suficiente por delante para hacer una asignación, esperan al último día para hacer
un apurado intento de rescate de puntos.
¡Muy mal!