¿En qué momentos lecambia a uno la vida? ¿Cuáles hechos, por pequeños e insignificantes queparezcan en su momento, son realmente trascendentales en nuestra forma de ser,pensar, sentir, en fin, de vivir?
Yo puedo ubicar unocon mucha precisión. Fue una mañana a comienzos de 1993, mientras hacía la filapara matricularme en el Voca de Heredia. Ahí, desde buena mañana ese día del añose reunía la muchachada con la esperanza de "agarrar campo" en uncolegio al que, para todos los que veníamos de hogar humilde, era un honor yuna gran ayuda asistir.
A diferencia demuchos, yo no iba acompañado. De mis compañeros de sección solo otra compañeray yo teníamos pensado ingresar, pero a diferencia de mí, la mamá de ella impartíacursos en la institución.
No tardó en llamarmela atención un grupo que estaba a mi lado, pero especialmente un chico, por dosrazones: una, por frívola que parezca, porque andaba con una camiseta de ladesaparecida marca "OP" igual a una que yo había comprado con losingresos de la última cogida de café, y segundo, por su parloteo incesante yvolumen alto.
No puedo decir quefue simpatía lo que experimenté, tampoco lo contrario. Sencillamente lo noté.Pues bien, ese chico, llamado Christian Díaz, sería mi compañero en la 12-9 deConta por 3 años, recibiría un bautizo de mi parte ("Pelo de Ángel",reducido casi instantáneamente a "Pelo) y se convertiría en mi mejoramigo, mi hermano.
Inseparable eincondicional, Pelito ha tomado desde entonces parte de mi vida, se convirtióen compañero de salidas, confidente de mis “tortas”, consejero en decisionesimportantes y primero en la fila para pedir solidariamente su parte de lostragos amargos que me he tenido que tragar. He tratado –sin todo el éxito quequisiera-- de corresponder de la misma manera a un cariño y una amistad de laque siempre estaré agradecido y en deuda.
Este hermano con elque no comparto el mismo fluido sanguíneo O+, pero con el que voy trasfundidode fluido vital, amor por la vida y la alegría de compartirlo se me va esteviernes a Estocolmo, Suecia, a trabajar por un periodo inicialmente de meses,pero que sé, por sus capacidad e entrega, podría extenderse de maneraindefinida.
Y aunque me corroenmil preguntas (¿Quién irá conmigo por una birrita (aunque él nunca toma, meacompaña)? ¿Con quién compartiré una buena peli o una obra de teatro? ¿Habrápaciencia igual para explicarme el Excel o escuchar mis preocupaciones? ¿Quiénme dará el abrazo fuerte y sincero para apechugar en los malos tiempos?),siento su alegría como mía por una oportunidad que hace tiempos busca y quedesde un principio merece.
Para “Pelito”, miqueridísimo Bro: Que Dios te lleve bien y te llene de todas las bendiciones enesta nueva etapa de tu productiva y generosa vida.